“El año de mis noventa años quise regalarme una noche de amor loco con
una adolescente virgen”. Así comienza el relato de “Memorias de mis putas
tristes”, novela del colombiano Gabriel García Márquez que narra la historia de
un anciano periodista que al llegar a sus nueve decenas de vida, desea cometer
una “locura”.
Escrita en primera persona, la obra pretende abordar
a través de su protagonista, cómo suele vivirse la vejez y cómo se desperdician
oportunidades a lo largo de la vida, que se pretenden recuperar cuando se
acerca del fin de nuestros días.
La historia tiene lugar en una ciudad creada por
García Márquez, calificada como “pacífica” y en la que el personaje principal
se desempeña profesionalmente en un diario. Además, dicta clases de gramática
castellana y latín. Con respecto a fechas en las que ocurren los sucesos
narrados, no se aprecian datos claros.
Además del periodista –del que no se hace
referencia a su nombre-, otro de los personajes trascendentales es la joven
Delgadina, que con tan sólo 14 años logra cautivar a ese anciano que nunca se
había casado porque “las putas no me dejaron tiempo” para enamorarse.
Por su parte, cabe destacar el rol que cumple
Rosa Cabarcas en la novela –una señora algunos años menor que el protagonista,
dueña del prostíbulo del pueblo, quien se encargaba de comunicar las
“novedades” de su local a sus mejores clientes-. Se convierte en confidente e
íntima amiga del periodista. Es el nexo y la “celestina” entre él y Delgadina.
“Memorias de mis putas tristes” es una obra
entretenida, fácil de leer y que lleva a la reflexión acerca del paso del
tiempo, el miedo a la muerte y los prejuicios en torno al amor y a la vejez. La
forma en que se va modificando la visión de la vida que tiene el anciano a
medida que se enamora, logra cautivar al lector.
Carolina Maubrigadez
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