martes, 29 de mayo de 2012

García Márquez conjuga amor y vejez en "Memorias de mis putas tristes"


“El año de mis noventa años quise regalarme una noche de amor loco con una adolescente virgen”. Así comienza el relato de “Memorias de mis putas tristes”, novela del colombiano Gabriel García Márquez que narra la historia de un anciano periodista que al llegar a sus nueve decenas de vida, desea cometer una “locura”.
Escrita en primera persona, la obra pretende abordar a través de su protagonista, cómo suele vivirse la vejez y cómo se desperdician oportunidades a lo largo de la vida, que se pretenden recuperar cuando se acerca del fin de nuestros días.
La historia tiene lugar en una ciudad creada por García Márquez, calificada como “pacífica” y en la que el personaje principal se desempeña profesionalmente en un diario. Además, dicta clases de gramática castellana y latín. Con respecto a fechas en las que ocurren los sucesos narrados, no se aprecian datos claros.
Además del periodista –del que no se hace referencia a su nombre-, otro de los personajes trascendentales es la joven Delgadina, que con tan sólo 14 años logra cautivar a ese anciano que nunca se había casado porque “las putas no me dejaron tiempo” para enamorarse.
Por su parte, cabe destacar el rol que cumple Rosa Cabarcas en la novela –una señora algunos años menor que el protagonista, dueña del prostíbulo del pueblo, quien se encargaba de comunicar las “novedades” de su local a sus mejores clientes-. Se convierte en confidente e íntima amiga del periodista. Es el nexo y la “celestina” entre él y Delgadina.
“Memorias de mis putas tristes” es una obra entretenida, fácil de leer y que lleva a la reflexión acerca del paso del tiempo, el miedo a la muerte y los prejuicios en torno al amor y a la vejez. La forma en que se va modificando la visión de la vida que tiene el anciano a medida que se enamora, logra cautivar al lector.
Carolina Maubrigadez

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